sábado, 5 de enero de 2013


El Santo Padre ha abierto el año de la fe con el objeto de despertar la fe aletargada en toda la cristiandad y que se hace evidente tal falencia en las actitudes y la problemática actual. Se hace urgente el retorno a nuestras bases cristianas mediante la oración, la práctica de los mandamientos y fortalecernos con la recepción asidua de los sacramentos. No podemos en justicia dilapidar este don inestimable de Dios que tanto nos ama y que no quiere perdernos para siempre. ¡¡Luchemos por la defensa de la fe!! aunque nos cueste aunque no quiera, aunque reviente, aunque me muera.

La fe se fortalece dándola. Es hermoso cuando los padres inculcan en los hijos su amor a Dios. Cada mañana al levantarse enseñan a agradecer al Altísimo por el día nuevo que nos da, por el agua con la cual se asean, por los alimentos que van a desayunar, por la oportunidad de asistir a una escuela o colegio a recibir una educación, por los padres, por los amigos, por los maestros y aún por los enemigos. Piden a Dios les acompañe durante toda la jornada y a su angelito que no los deje solos ningún instante. Un ejemplo digno de imitar es la Sagrada familia.
El catequista, el profesor en su aula, las personas mayores a los jóvenes y niños, el sacerdote, la religiosa son los destinados a llevar la fe no solo de palabra, las obras son las que más hablan de la fe que profesamos. Según esto ningún creyente será malhumorado, huraño, taciturno, engreído, violento, grosero, envidioso, etc. Todo lo contrario, será servicial, alegre, con sentido del humor no ofensivo, pacífico, creativo, caritativo etc.
El resumen de nuestra fe es el Credo del que hay dos "formatos"
El credo niceoconstantinopolitano y el Actual credo un poco más resumido pero que en sísntesis expresa las mismas verdades.
En las Misas y otras celebraciones se reza habitualmente el Credo de los Apóstoles. El Concilio de Nicea I (325), promulgó el símbolo niceno o símbolo de la fe, una declaración dogmática de los contenidos de la fe cristiana. El objeto del credo niceno constantinopolitano fue alcanzar una definición de los dogmas de la fe cristiana. Incluyó expresamente la verdad de Fe de que Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo.
El Papa pidió a toda la Iglesia que durante el Año de la Fe se rece no sólo en las celebraciones litúrgicas, sino en los hogares, el Credo, meditándose en esta virtud teologal.
El credo niceno-constantinopolitano que se rezará en la diócesis durante todo el Año de la Fe, es el siguiente:
Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, / Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible./
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios,/ nacido del Padre antes de todos los siglos: /Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; / que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo,/ y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre;/ y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato;/ padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras,/ y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;/ y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su Reino no tendrá fin./ Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas./ Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. / Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. / Amén.